Monday, 29 January 2024

Marie de Gournay (1565-1645). La igualdad de los hombres y las mujeres

                                                                                                  
Siempre me ha interesado estudiar a mujeres extraordinarias, silenciadas y/o oprimidas por el sistema patriarcal a lo largo de la historia, con el objetivo no solo de poner mi granito de arena para visibilizarlas y darlas a conocer un poco más de lo que otras estudiosas (y algún estudioso) han conseguido, sino también para personalmente aprender de su lucha por ser ellas mismas en un mundo en el que el patriarcado se lo ponía muy difícil. Ya lo he hecho antes en este blog con Margaret Laurence (escritora canadiense del siglo XX), sor Juana Inés de la Cruz (escritora mexicana del s. XVII), Cynisca de Esparta (primera mujer ganadora de los Juegos Olímpicos, s V-IV a.C) o Elisabeth de Baviera (vida y  actividad intelectual, s. XIX).
     Lo hago ahora de nuevo en este artículo, hablando de Marie Le Jars /Marie de Gournay (Paris 1565-1645), una escritora, pensadora, traductora, filóloga, poeta y alquimista del siglo XVI-XVII, defensora de la igualdad de la mujer con respecto al hombre y de su derecho a una educación igual a la que se les daba a los hombres.
     El artículo lo he organizado en cuatro partes: una introducción general sobre la mujer escritora en los siglos XVI y XVII y un breve resumen de la vida y obra de Marie de Gournay para, a continuación, en una tercera parte, centrarme en el estudio y análisis de uno de los tratados más representativos de su pensamiento: Égalité des hommes et des femmes. En una cuarta parte, termino con algunas consideraciones finales.  Además de las cuatro partes del artículo, añado un apartado de notas y otro de referencias bibliográficas.

1. INTRODUCCIÓN GENERAL 

En general, de las pensadoras que he seleccionado citar de estos siglos XVI Y XVII -(cf. nota 1)-apenas o nada se conocía hasta el siglo XIX y XX. Antes de estos siglos el conocimiento que llegaba de mujeres escritoras era solamente uno manipulado por la opinión masculina patriarcal religiosa y político-social que, o bien había silenciado del todo o de casi todo la vida y obra de estas mujeres o bien lo había sesgado y tergiversado. 

La mayoría de las autoras que lograron una formación para poder escribir, a pesar de todos los obstáculos que tuvieron que vencer, tienen en común el haber nacido en familias nobles, acomodadas, cuyo padre u otro familiar o amigo las apoyó en su instrucción o bien sin ese apoyo, autodidactas, llegaron a instruirse a sí mismas haciendo uso de los libros de la biblioteca familiar.   Más difícil era que su obra, por ser 'una mujer la que escribía', fuera publicada, a no ser que se hiciera bajo un pseudónimo masculino o de forma anónima (Damaris Cudworth, por ej.). La correspondencia filosófica, científica y literaria, un estilo muy propio de los ss. XVI y XVII, ha permitido salvar del olvido o del silenciamiento patriarcal a muchas autoras que tuvieron una relación epistolar con pensadores y filósofos de su momento (véase Cristina de Lorena, correspondencia con Galileo; Isabel de Bohemia, con Descartes; Damaris Cudworth, con Locke y Leibniz; Anne Finch, con Henry More, entre otras, y, por supuesto, Marie de Gournay con Montaigne).  

Y no hay que pasar por alto el desprestigio social y religioso de las mujeres que se atrevían a dedicarse a la escritura. La presión socio-religioso-político patriarcal no consideraba ‘natural’ la educación y vida pública (=fuera del espacio doméstico) de las mujeres porque éstas no tenían derecho a apropiarse de un papel del varón, el de la escritura y publicación de lo escrito, para el que, además, no estaban capacitadas, por ser consideradas inferiores con respecto a los hombres. Las mujeres tenían que cumplir su propio papel, a saber, el de llegar a ser una esposa sumisa y callada, atenta a cuidar de las necesidades físicas y emocionales del marido y atenta a la crianza de su progenie. De ahí que la mujer que lograra instruirse y llegara a poder escribir temiera casarse [véase Mary Astell, por ej. “es mejor no casarse que casarse a no ser que se mire bien con quién”], pues el matrimonio, salvo contadísimas excepciones, le 'cortaría las alas' intelectuales, y pasaría al sometimiento, a la opresión y al silencio, es decir, a las virtudes ‘propias’ de la mujer. Por eso, no es de extrañar que las mujeres prefirieran, para poder continuar con su actividad intelectual, ingresar en un convento (tal como hizo Isabel de Villena) o no casarse, a pesar del desprestigio social que ello conllevaba (Marie de Gournay). Muy raramente (Margaret Cavendish, Anne Finch, entre otras pocas) el matrimonio fomentaba actividades fuera del ámbito doméstico. Lo normal era que no ayudara: así, Lucrezia Marinelli, Damaris Cudworth y Cristina de Lorena no pudieron seguir plenamente con sus actividades intelectuales y/o públicas, al no ser apoyadas por sus maridos. Solo, en su condición de viuda, pudo Cristina de Lorena ser activa en asuntos de gobierno.

2. MARIE DE GOURNAY:  VIDA Y OBRA

Paso a centrarme ahora en lo que conocemos de la vida y obra de Marie de Gournay (París 1565-1645).  Para ello me he basado, -aparte de otras lecturas (cf. nota 2)- , en el primer libro que sobre la vida y obra de esta autora francesa se ha traducido y publicado en español (2014) y cuya portada se puede ver a la derecha, ilustrado con el grabado del retrato de Marie realizado por Jean Mathieu en 1641.

Marie, una mujer perteneciente a una familia de la pequeña nobleza, tuvo el apoyo y la ayuda de sus padres en su formación intelectual mientras vivieron. Tras su muerte, siguió activamente estudiando y aprendiendo, a pesar de tenerlo muy difícil por la caída económica que sufrió su familia debido a las guerras de religión. Marie tuvo que hacerse cargo de la educación de dos de sus hermanos y de casar a sus tres hermanas. Con todo, se las arregló para, de manera autodidacta, aprender latín y griego, filosofía, física, geometría. literatura e historia. De manera activa, afirmando su voz, participó con su bagaje intelectual en debates  públicos y privados de la época y publicó sus obras sin ocultar su nombre, sin recurrir a pseudónimos o al anonimato, enfrentándose valientemente a la misoginia del momento. Buscó constantemente apoyo intelectual, político y económico, puesto que vivir de lo que escribía, siendo  mujer, era extremadamente difícil. Ella era consciente de que la actividad intelectual depende de la situación económica y sufrió muchos ataques y burlas por ser mujer erudita y atreverse a serlo.

Nunca quiso casarse. Conoció personalmente a Michel de Montaigne en 1588. Su relación con el escritor fue seguramente en principio una relación maestro-discípula, que con el tiempo llegó a ser más igualitaria, influyéndose y beneficiándose recíprocamente de su intercambio intelectual. Él la alentó a escribir y publicar; ella le criticó e hizo reflexionar y cambiar muchas de sus ideas... Marie, a petición de su viuda, llegó a ser editora de la edición póstuma de los Ensayos/Essais en 1595 y de todas las ediciones sucesivas hasta 1635, con lo que contribuyó a expandir su fama y reconocimiento público (desde la edición de 1595, Gournay tituló la obra de Montaigne añadiendo el artículo: Les essays/Los ensayos).

Aparte de su obra más conocida, la edición corregida y el prefacio (1595) de Los Ensayos de Michel de Montaigne, -edición considerada como la más fiel al pensamiento del escritor, gracias al meticuloso trabajo de corrección que Marie realizó-, el resto de sus trabajos, más de cuarenta escritos, entre los que destacan sus poemas, traducciones, ensayos y ficción, siempre quiso darlos a conocer individualmente, y no asociados a su edición de Les Essais de Montaigne. Publicó su obra completa en 1626, que siguió revisando posteriormente. Obra y autora ('la décima Musa', como se decía también de Juana Inés de la Cruz) fueron valoradas en su momento, incluso por sus detractores. Al poco tiempo de su muerte, Marie y sus escritos, sin embargo, cayeron prácticamente en el olvido hasta que su figura y sus trabajos conservados fueron recuperados gracias a la labor de mujeres investigadoras del siglo XX, interesadas en recobrar la obra y el pensamiento de mujeres escritoras de la historia injustamente silenciadas.  Paso a listar una selección de sus escritos conservados:  
  • Le promenoir de Monsieur de Montaigne / La visita de Monsieur de Montaigne (1594), su primera obra, un relato de ficción sobre el amor dedicado a Montaigne, en la que Marie critica la relación de subordinación de la mujer en el matrimonio. Se editó cinco veces entre 1594 a 1635.
  • La correspondencia entre Marie y Montaigne desde su conocimiento (1588) hasta la muerte del escritor en 1592 ha desaparecido, no se sabe cómo, pues Marie estaba dispuesta a publicarla en una nueva edición de Le promenoir, según se lo comunicó en una carta a un amigo (a su amigo Lipsio, en 1596).
  • Traducciones. Marie disfrutaba mucho traduciendo, sobre todo gustaba de traducir a los clásicos griegos y latinos (Virgilio, Horacio, Tácito, Salustio...), cuya lengua había aprendido por sí misma.
  • Poemas.
  • Égalité des hommes et des femmes/La Igualdad de los hombres y las mujeres (1622, 1626), ensayo que trata el tema de la libertad y la igualdad de las mujeres, del que hablaré en la tercera parte de este artículo.
  • Le grief des dames/ Agravio de damas (1626). Una queja ante los múltiples agravios que recibe el sexo femenino: se le prohíben los bienes, se le priva de libertad, se le impide la actividad pública para instituir como su única felicidad y virtud  ignorer, faire le sot et servir/ ignorar, ser tonta y servir. Las mujeres son tratadas con insolencia, objeto de burlas y ridiculizadas cuando se atreven a tomar la palabra, a opinar de algo, a expresar sus ideas y pensamiento. Dice Marie que los hombres prefieren las tonterías dichas por éstos a la capacidad de escribir y argumentar de una mujer. Es una transgresión y una afrenta para el hombre el que una mujer hable. C'est una femme qui parle/Es una mujer la que habla, es decir, un ser inferior al que no vale la pena escuchar ni leer.                    
  • Ensayos sobre el significado del lenguaje. Ataca la introducción del género masculino en francés con valor 'neutro'. Ante este cambio, que oculta la capacidad y presencia activa y significativa de la mujer,  Marie, desafiante, desdobla adjetivos en los dos géneros associez et associées / partidarios y partidarias, por ejemplo. Y, después de usar diversas veces el género masculino, al opinar sobre cuestiones que afectan a hombres y mujeres, en La apología de la que escribe / Apologie pur celle qui escrit, llena de ironía, comenta que 'su uso no es excluyente'. 

3. MARIE DE GOURNAY. Égalité des hommes et des femmes.

La igualdad de hombres y mujeres (Égalité des hommes et des femmes1622, 1626), es un tratado en defensa de la igualdad de los seres humanos hombres y mujeres. Estas ideas aparecen ya en Le promenoir de Monsieur de Montaigne (1594) -su única obra de ficción, dedicada a Montaigne (1533-1592)-, en la que, como decíamos antes, critica la subordinación femenina en el matrimonio. En realidad, la igualdad de hombres y mujeres es una idea constante y básica de su producción en defensa de las mujeres.

Marie siempre luchó por conseguir ser libre no solo criticando y alzando la voz ante la desigualdad entre los sexos, ante la subordinación de la mujer al hombre, que ella tajantemente consideraba producto de una educación político/socio/religiosa deliberadamente construida por el sistema patriarcal y distinta a la que recibían los hombres. Según ella, únicamente recibiendo una educación igual a la que reciben los hombres podrían las mujeres llegar a emanciparse, cambiando ellas y cambiando, así, a la sociedad.

El tratado está dedicado a una mujer, a la reina Ana de Austria, esposa del rey de Francia, Luis XIII. La dedicatoria está estructurada en forma de carta en la que insta a la reina a defender la igualdad entre los sexos dando ella misma ejemplo de ello.

Tras la dedicatoria, el primer párrafo del tratado establece ya el tema fundamental de la obra, el de la igualdad.  En cuanto a su contenido, este primer párrafo se podría dividir en tres partes:

--Una primera parte, en la que las dos primeras líneas y media se refieren a los discursos que defienden la superioridad de las mujeres frente a los hombres.
 
--Una segunda parte desde lo anterior hasta un poco más de la mitad de la línea quinta, en la que Marie expresa alto y claro su pensamiento al respecto frente a la opinión anterior: el de la igualdad de los hombres y las mujeres, tema básico de esta obra, que precisamente lleva este título: 

En cuanto a mí que evito todos los extremos, me contento con igualarlas a los hombres, puesto que, a este respecto, la propia naturaleza se opone tanto a la superioridad como a la inferioridad. 
 // Moy qui fuys toutes extremitez, ie me contente de les eſgaler aux hommes: la nature s’oppoſant pour ce regard autant à la ſuperiorité qu’à l’inferiorité. (1622)

--La tercera parte está constituida por el resto del primer párrafo, en el que, en un primer subapartado, la autora denuncia no solo el discurso de la superioridad natural masculina, sino sobre todo y especialmente el que aquellas personas que piensan así, firmemente afirmen la inferioridad natural de la mujer y, por lo tanto, su sometimiento y obediencia al varón, recluidas en el ámbito doméstico, respondiendo, de este modo, a la educación de la “rueca”, como así se denominaba entonces. Y en un segundo subapartado, Marie abierta y apasionadamente expresa lo injusto y torpe de este desprecio, un desprecio que proviene de hombres inseguros y amenazados por el despertar de las mujeres que podrían no sólo hacerles la competencia, sino incluso sobrepasarles en dignidad, inteligencia y temperamento, características que ellos proclaman como solo masculinas, basándose simplemente en lo que se dice y oye ‘por las calles’, es decir, en ‘creencias populares’.

Tras este primer párrafo, el grueso del tratado, astutamente y de forma muy retórica, argumenta en defensa de las mujeres a través del apoyo de la autoridad de hombres ‘sabios’ de la religión y la filosofía, desde la tradición clásica hasta su momento, e incluso a través del apoyo del propio Dios. Sus argumentos parten de una interpretación, desafiadamente subjetiva y libre, de textos religiosos y profanos: una interpretación osada, llena de ironía, burla y sarcasmo. Sabe hablar alto y claro sobre la misoginia estúpida, necia y desvergonzada de los hombres que oprimen y esclavizan a las mujeres para, así, poder ellos sobresalir como seres superiores en el espacio público e intelectual, al solo permitirles a ellas una educación doméstica y cerrarles el paso a la misma educación que se les da a ellos. Pero, a pesar de haber tenido prohibido el acceso a una educación que las formara como seres humanos, -sigue argumentando Marie-, existieron y existen mujeres que de manera autodidacta se han formado a sí mismas desde la Antigüedad clásica hasta la época moderna, rechazando el papel de sumisión y subordinación al hombre que la educación impuesta a las mujeres desde la sociedad patriarcal les hacía interiorizar como seres inferiores al varón.

4. CONSIDERACIONES FINALES

Es de destacar, según mi opinión compartida por muchas otras personas estudiosas de esta autora, las características de su voz, que resuena abiertamente atrevida, apasionada y desafiante frente a las continuas afrentas que la mujer ha recibido desde los tiempos antiguos hasta el momento en que Marie vive. Una mujer valiente que se atrevió, afrontando las burlas y el desprestigio social y religioso patriarcales, a entrar pisando fuerte en el espacio público (para el que las 'inferiores' mujeres no estaban capacitadas para acceder, según se decía) y mostrar orgullosamente que en su obra “es una mujer la que habla” y que sus aptitudes y capacidades intelectuales como mujer no son en absoluto inferiores a las de los hombres.
Si la comparamos con las otras autoras de los mismos siglos que he ido mencionando antes y que recojo en la nota primera, observamos que los dos temas básicos de la obra de Marie, la igualdad de hombres y mujeres y la defensa y necesidad de una educación que no fomente la desigualdad, siguen apareciendo, aunque a veces sea con distintas matizaciones e interpretaciones. 


NOTAS

1.  A continuación, un listado de las pensadoras citadas del siglo XVI y XVII, según su orden de aparición en este artículo:
  • Damaris Cudworth/Lady Masham (1659-1708): escritora y pensadora inglesa.  Buena formación gracias al uso de la gran biblioteca familiar. Autodidacta. Interés por la filosofía y las lenguas. Insiste en la importancia de la educación intelectual de la mujer. Correspondencia y amistad con Locke, con cuyo apoyo se publicaron sus dos obras y de quien hizo una biografía. También se relacionó epistolarmente con Leibniz. Publicó anónimamente para ocultar, así, no ser identificada y por ello criticada por su ser mujer.  Atribuyeron, pensaron que sus obras eran de Locke. Su matrimonio con Sir Masham, un viudo con nueve hijos de ideología tradicional cristiana, puso freno a su actividad intelectual.
  • Cristina de Lorena (1565-1637) Familia noble. Buena formación. Su interés intelectual, político y científico fue obstaculizado por su matrimonio y por sus nueve hijos. Influyó, fue consejera de la  política de su marido, duque de la Toscana. A la muerte de éste, en condición de viuda, pudo retomar sus aficiones intelectuales, financieras y políticas a través de la tutela y educación de sus hijos y de la regencia hasta la mayoría de edad de su hijo mayor. Relación epistolar con Galileo.
  • Isabel de Bohemia (1618-1680) Aristócrata alemana. No se casó. Abadesa de Herford. Buena formación en lenguas, matemáticas y filosofía. Relación personal e intelectual con Descartes a quien influye. En su correspondencia con Descartes critica su dualismo. También se relacionó con otros intelectuales de su época, con Leibniz, por ejemplo.
  • Anne Finch (1631-1679) Desde niña estudió intensamente. Discípula y correspondencia con Henry More. A los 20 años se casó con Edward Conway, quien apoyó su actividad intelectual.  Organizaban encuentros filosóficos. Crítica a Descartes. Concepto de 'mónada'. Leibniz mismo señaló su influencia en relación a su teoría de las mónadas. Sin embargo, Lady Conway cayó en el olvido.
  • Mary Astell (1666-1731) Sus padres, comerciantes, que se relacionaban con círculos intelectuales, la apoyaron en su formación. Huérfana, recibió el apoyo de su tío, de la escuela platónica. John Norris le anima a publicar su obra, una obra platónica y racionalista. No se casó. Defendió con vehemencia los derechos de la mujer y de su educación. Desde un punto de vista biológico la mujer es diferente del hombre, pero tiene sus mismas capacidades intelectuales siempre y cuando se les eduque igual. Muy leída en su época, después cayó en el olvido hasta que en el año 1986 se volvió a editar.  
  • Isabel de Villena (1430?-1490) Primera escritora conocida en valenciano. Hija 'ilegítima' de un noble. Buena formación. Monja. Abadesa. Solo se ha conservado un tratado Vita Christi donde Isabel, respondiendo a la misoginia de la época, narra la vida de Cristo desde un punto de vista femenino: las mujeres son ensalzadas y tienen gran protagonismo en la vida de Cristo (su madre, María Magdalena y María, la hermana de Marta).
  • Margaret Cavendish (1623-1673) Aristócrata y pensadora inglesa. Autodidacta. Casó con William Cavendish (31 años mayor que ella) teniendo ella 22 años. No hijos. Con el apoyo de su marido y por no tener descendencia, se pudo dedicar plenamente a su formación intelectual. Importancia de la educación de la mujer para posibilitarle el acceso a espacios públicos, sociales y políticos, es decir, a los espacios masculinos de poder. Autora prolífica. Publicó sus libros con su propio nombre, Muere y fue su marido quien publicó su obra. En su época se la ridiculizó y marginó.
  • Lucrezia Marinelli (1571-1653) Escritora, poeta, pensadora y humanista italiana, defensora de los derechos de la mujer. Hija de un famoso médico que la alentó en sus estudios y no la presionó para casarse. Casó con un médico y su matrimonio frenó su actividad intelectual. Superioridad, que no igualdad de las mujeres frente a los hombres, consideraba Lucrezia.

2.  Referencias bibliográficas:
     
  Los siguientes son los tres libros de referencia básicos en los que me he basado, listados según su importancia:

CABRÉ Y PAIRET, Monserrat y RUBIO HERRÁEZ, Esther  (edit.).   Marie de Gournay. Escritos sobre la igualdad y defensa de las mujeres. Madrid, CSIC, 2014. [La obra completa de  Marie de Gournay en el original francés fue publicada en 1626]

VERNA, Anna Maria.  Feminismo y utopíaTravesías literarias de liberación. Madrid. Enclave de Libros, 2009.  [En el original italiano: Utopia e feminismo, 2009].  

GLEICHAUF, Ingeborg. Mujeres filósofas en la historia, Desde la Antigüedad al siglo XXI. Barcelona, Icaria Editorial, 2010. [En el original alemán: Ich will verstehen. Geschichte der Philosophinnen, 2005].

Además de lo anterior, también he utilizado Wikipedia y otros recursos de la Web, y, de manera especial, me ha motivado para escribir este post un cursillo de la UNED que he seguido este año sobre filósofas y pensadoras en la historia del Renacimiento y Barroco.


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                                                 GRACIAS POR VUESTRA ATENCIÓN
  
Letra y firma de Marie

 

   

                           

      

                                                     









2 comments:

  1. Ya te lo dije por otros lados, pero me gustó mucho leer sobre Marie de Gournay y es un estudio muy bien montado y eso ^^ 🤩💜

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