Monday, 12 August 2024

Los dioses según Epicuro

 
Busto de Epicuro
Busto de Epicuro (3)

Siempre me ha interesado el estudio de las religiones y la mitología y, sobre todo, el estudio de los dioses que se encuentran en obras de autores griegos, como Homero, Hesíodo, Píndaro y Epicuro, entre otros. En este caso, voy a exponer brevemente cómo Epicuro (1) describió a los dioses a través de lo que hemos conservado de su obra gracias a Tito Lucrecio Caro, poeta y filósofo romano del siglo I a.C., y al historiador griego del siglo II Diógenes Laercio (2). 

He estructurado este trabajo en tres partes: una breve introducción explicando la idea que sobre los dioses se tenía antes de Epicuro, el cuerpo del trabajo y algunos comentarios finales, además de algunas notas y un listado de la bibliografía básica consultada.


INTRODUCCIÓN  (Sigo esencialmente, por un lado, la Ilíada y la Odisea -poemas narrativos atribuidos a Homero- y la Teogonía de Hesíodo, y, por otro, para los presocráticos, el libro de Geoffrey S. Kirk y John E. Raven, Los filósofos presocráticos: Historia crítica y selección de textos).

La Ilíada y la Odisea de Homero y la Teogonía de Hesíodo, obras base de la religión tradicional griega y  datables en torno al s. VIII a.C., hablan de los dioses y del origen del mundo desde el mito. Presentan en su obra dioses que son una proyección de la forma y conducta del ser humano, excepto en que son inmortales, poseen eterna juventud y un inmenso poder. Interfieren caprichosamente, movidos por sus emociones y pasiones, en el mundo y la vida de los mortales.

No es hasta el s. VI a.C., con los filósofos milesios y los posteriores a ellos, que se intenta dar una explicación racional y no mítica, del origen del mundo a partir de una arché o varias archaí, fundamentos, de alguna manera divinos, que explicarían la constitución de todo (agua, ápeiron, aire, lógos, Ser, noûs… (4). En general, se critica el politeísmo antropomórfico y la inmoralidad de los dioses de la religión convencional.

El Atomismo, ya en el s.V a.C., es un intento de respuesta al dilema de los eléatas (5), que habían rechazado el vacío, por lo que hicieron imposible el movimiento. Y, -como dicen Kirk y Raven-,  quizá sea el Atomismo la culminación, en muchos aspectos, del pensamiento filosófico griego antes de Platón y Aristóteles, pensamiento que influirá decisivamente en la filosofía epicúrea posterior y en la teoría atómica moderna.

Y con esto conectamos ya con nuestro tema:

LOS DIOSES SEGÚN EPICURO (He consultado principalmente De natura deorum de Cicerón; De rerum natura de Lucrecio; Carta a Meneceo de Epicuro y una serie de historias de la filosofía, como la de Salvador Mas, Wilhelm Capelle y Eduard Zeller, entre otras).

Inspirado por el materialismo mecanicista del atomismo de Leucipo y Demócrito, y siguiendo a este último en su concepción del origen en la creencia en los dioses, considera que las imágenes (εἴδωλα/eídōla) de los dioses que los humanos perciben en su entendimiento, ya en los sueños o durante la vigilia, despertarían en ellos la conciencia de la existencia de seres divinos.

Los eídōla/imágenes están formadas por innumerables átomos que fluyen constantemente de los objetos reales presentes y son recogidas por los sentidos, llegando desde aquí a la sede del pensamiento. Estas sensaciones y las ideas que producen en el pensamiento son siempre verdaderas.  Pero hay, además, otro tipo de objetos formados por una acumulación fortuita de átomos que emiten también eídōla y que penetran por los poros de los humanos y llegan hasta su entendimiento: éstos son los que producirían las imágenes de los dioses en los mortales, como dijimos en el primer párrafo.

Los dioses, así imaginados, se conciben como seres corpóreos (puesto que todo lo real es de naturaleza corpórea) y con figura humana, aunque esta figura esté formada por átomos más finos y sutiles que los de los humanos.  Habitan en los metacósmos o espacios intermedios entre los distintos mundos, pues, así, los dioses estarían exentos de perecer, de envejecer o tener enfermedades. En pocas palabras, serían seres corpóreos y antropomorfos, inmortales y siempre felices, puesto que nada les afecta ni preocupa: ni miedo, ni amor, ni odio, ni obligaciones de ningún tipo, por lo que consiguen una paz completa y una serenidad inalterable. Y de ahí que no interfieran ni en la vida ni en el mundo del ser humano, como hacían los dioses de la religión convencional griega. Tienen suficiente con su felicidad.

Epicuro habla de los dioses en su Física como uno de los cuatro temores básicos que podrían impedir al ser humano conseguir la serenidad y la imperturbabilidad, a saber, el tiempo visto como devorador de los placeres, el dolor, la expectativa de la muerte y el temor a que los dioses con su inmenso poder pudieran perjudicar a los humanos (cf. párrafos 123-132 de la Carta a Meneceo (6)). Pero argumenta Epicuro que, como los dioses no se ocupan del acontecer del mundo, ni castigan ni premian a los mortales, tampoco entonces les pueden perjudicar en absoluto y por ello es absurdo tenerles miedo. Para los humanos es como si no hubiera dioses. 

Tetrafármaco (7)

COMENTARIOS FINALES

Se ha criticado bastante la doctrina epicúrea sobre los dioses, sobre todo la criticaron los estoicos, al echar en falta en ella la providencia divina. 'Los dioses SÍ intervienen providencialmente en el mundo', dice Balbo, defensor de la postura teológica estoica en De natura deorum de Cicerón. El mundo, según los estoicos, está ordenado racional y providencialmente por la divinidad desde el comienzo a través de toda la eternidad. 

Quizá Epicuro fuera ateo y afirmara precisamente la existencia de los dioses por miedo a ser criticado y acusado de impiedad, porque, según su materialismo mecanicista, no serían en absoluto necesarios ni dioses ni fatum/destino para que el mundo existiera. Todo devenir ocurre necesariamente con solo las leyes de la naturaleza: los átomos y la ausencia de causalidad (cf. El concepto de clinamen (8), que implica un estricto azar). Todo acaece por sí mismo. Los dioses no son necesarios en un sistema materialista mecanicista. Con esto, Epicuro libera del determinismo estoico al ser humano (cf. De rerum natura de Lucrecio). 
  
Los dioses en Epicuro, pues, no tienen ninguna justificación: no tienen ni función, ni objetivo alguno, no se sabe ni para qué ni por qué, -si es que existen-, existen. Parecería, más bien, que estos dioses que nos presenta Epicuro fueran en realidad una proyección del ideal ataráxico (ataraxía o ausencia de perturbación) del sabio epicúreo proyectado en esos seres (cf. Carta a Meneceo (6)).

Y, para terminar, a mí me parece que, si realmente Epicuro era ateo y no quería ser criticado por ello, no eligió muy bien el tipo de dioses cuya existencia 'afirmó': seres ociosos, egocéntricos y narcisistas que, a pesar de los muchos males que atormentan a los mortales en el mundo, se despreocupan de ellos y sólo se siguen ocupando de sí mismos. No es de extrañar, por tanto, que pudiera recibir críticas al describir en su Física unos dioses tan inmorales como los de la mitología tradicional.

NOTAS

(1) Epicuro, siglo IV a. C. (Samos 341/2-  Atenas 270 a.C.). se traslada a Atenas en 323 para cumplir con el servicio militar obligado de dos años. Los siguientes diez años se dedica a  profundizar en su aprendizaje filosófico realizando viajes por la costa de Jonia. En el 306 se instala definitivamente en Atenas, donde funda su propia escuela, "El Jardín", que, frente a la Academia platónica o el Liceo aristotélico, no era un centro de investigación intelectual, sino una especie de lugar de retiro espiritual donde se reunían personas interesadas en la búsqueda de la felicidad: una vida simple, alejada de la política, siguiendo el lema de Epicuro "láthe biṓsas" ("Vive ocultamente", frag. 551) y evitando toda fuente de turbación (ambiciones, miedos) para poder llegar así a la ataraxía. Con esta intención y en el marco del 'Jardín', Epicuro desarrolló su filosofía (hedonismo racional y atomismo) a lo largo de 33 años. Epicuro dejó a su muerte (270 a.C.) más de 300 manuscritos, según Diógenes Laercio. La mayoría de ellos se han perdido.

(2) Tito Lucrecio Caro, poeta y filósofo del siglo I a.C., cuya única obra conocida es De rerum natura, obra filosófica que defiende las doctrinas del epicureísmo y la física atomista.  Es la única obra que expone de modo completo la teoría atomística de Epicuro.
      Diógenes Laercio del siglo II, fue un doxógrafo (autor que recoge por escrito biografías, anécdotas, opiniones o dóxai de personajes considerados ilustres). Escribió Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres, que se conserva prácticamente completa y consta de diez libros: el décimo, dedicado a Epicuro. A Diógenes Laercio, además, debemos la conservación de las Máximas Capitales, y de tres cartas de Epicuro dirigidas a tres de sus discípulos: Carta a Meneceo, Carta a Heródoto y  Carta a Pitocles. 
     Lo anterior, junto a las Sentencias vaticanas, -81 sentencias y fragmentos epicúreos-, encontradas y publicadas en 1888 por Karl Wotke, son los textos conservados de Epicuro y sus discípulos.

(3) Copia romana del siglo II de un original griego de la primera mitad del siglo III a.C. Se encuentra en el Metropolitan Museum of Art/ Museo Metropolitano de Arte de Nueva York.

(4) Agua (Tales de Mileto), ápeiron (Anaximandro de Mileto), aire (Anaxímenes de Mileto), lógos (Heráclito de Éfeso), Ser (Parménides de Elea), noûs (Anaxágoras de Clazomene) …   

(5) Los eléatas son los seguidores de la doctrina de Parménides de Elea (s. VI a.C.), que sostenía que sólo existe lo que es, el ser; la nada/el no ser no existe. Todo es, luego no existe el movimiento puesto que no hay 'vacío'.

(6)  https://ojs.uc.cl/index.php/onom/article/view/33449/40651  [Texto de la Carta a Meneceo traducido al español con notas por Pablo Oyarzún, 1999].

(7) Tetrapharmakos_PHerc_1005_col_5.png  [El tetrafármaco o los cuatro remedios para ser feliz, fueron recogidos por Filodemo de Gadara (actual Jordania), filósofo epicúreo del s. I a.C., y se encuentran en el papiro de Herculano 1005 arriba citado: Ἄφοβον ὁ θεός, ἀνύποπτον ὁ θάνατος καὶ τἀγαθὸν μὲν εὔκτητον, τὸ δὲ δεινὸν εὐκαρτέρητον: No temer a los dioses, puesto que no se preocupan de los mortales; no temer a la muerte, puesto que, una vez que se muere, se deja de sentir; lo que es bueno es fácil de conseguir: se refiere Epicuro a las necesidades básicas como alimento, agua y lugar donde resguardarse; lo que es malo es fácil de soportar, a través de la aceptación y curación del dolor físico y del dolor mental causado por los miedos, las falsas expectativas y por las creencias. Todo ello es un resumen del pensamiento epicúreo que se puede encontrar en sus Máximas capitales].



BIBLIOGRAFÍA BÁSICA CONSULTADA 

I. Fuentes ordenadas cronológicamente y comentadas

-HOMERO, Ilíada y Odisea, obras base de la religión griega tradicional junto con la Teogonía de   HESÍODO.  Se considera que las tres obras fueron compuestas en torno al s.VIII a. C. 
    Hay muchas ediciones, no sólo del original griego, sino también traducciones a numerosos idiomas. Yo he trabajado la Odisea con el texto griego de la edición de Thomas W. Allen (Oxford Classical Texts) y con la traducción al español de Luis Segalá y Estalella (Espasa-Calpe/ Austral 70) y la Iliada con el texto griego de la edición de David D. Monro y Thomas W. Allen (Oxford Classical Texts) y traducción de Luis Segalá y Estalella (Espasa-Calpe/Austral 337) En cuanto a la Teogonía, he utilizado el texto griego de Paul Mazon  y la traducción al español de la Biblioteca Clásica Gredos 13.                           .                     .
-Geoffrey S. KIRK Y John E. RAVEN, Los filósofos presocráticos: Historia crítica y selección de textosEditorial Gredos/Biblioteca Hispánica de Filosofía, 1974, traducción española de The Presocratic Philosophers: A Critical History with a Selection of Texts, 1957.
     Contiene, con comentarios, los fragmentos y textos más importantes de los presocráticos: desde la revolución intelectual iniciada por Tales, s.VI a.C y los milesios, pasando por la metafísica de Heráclito y Parménides, hasta las teorías físicas de Anaxágoras y los atomistas en el s. V a.C.

-EPICURO, Carta a Meneceo (s. IV a. C.), obra fundamental de la ética de Epicuro conservada gracias al historiador griego del s II, Diógenes Laercio, cuyo texto original incluyó en sus Vitae philosophorum, libro X.  

-CICERÓN, De natura deorum/Sobre la naturaleza de los dioses (45 a.C.), diálogo filosófico que discute las ideas teológicas de filósofos griegos y romanos, centrándose sobre todo en las ideas de estoicos y epicúreos.  https://es.wikipedia.org/wiki/De_natura_deorum

-Tito LUCRECIO CARO (s. I a.C.), poeta y filósofo, cuya única obra conocida es el poema De rerum natura/Sobre la naturaleza de las cosas, una obra filosófica que defiende las doctrinas de Epicuro y de la física atomista .https://es.wikipedia.org/wiki/De_la_naturaleza_de_las_cosas


II. Historias de filosofía y estudios (selección ordenada cronológicamente)

 -WILHELM CAPELLE, Historia de la filosofía antigua, Gredos, 1958, cap. II, pp. 445-476; 461-3.  Traducción española de Emilio Lledó del original alemán Die griechische Philosophie, 1954.

-EDUARD ZELLER, Fundamentos de la filosofía griega, Ediciones Siglo Veinte, 1968 (pp.236-244), traducción española del original alemán Grundriss der Geschichte der griechischen Philosophie, 1852. Síntesis que el mismo Zeller hizo de su obra anterior más completa, editada en tres volúmenes.

-BENJAMIN FARRINGTON, La rebelión de Epicuro, Editorial Laia, 1974. Traducción española del original inglés The Faith of Epicurus, 1967, por José Cano Vázquez.

-LUCIANO DE CRESCENZO, Historia de la filosofía griega II (De Sócrates en adelante), Ediciones Seix Barral, 1987 (pp.143-160), traducción española del original italiano Storia della filosofia greca (Da Socrate in poi), por Jorge Binaghi. 

-CARMEN FERNÁNDEZ DAZA (editora), Máximas para una vida feliz y textos escogidos en defensa del ideal epicúreo. Las 'Máximas para una vida feliz' están recogidas y seleccionadas de la Carta a Meneceo, y de las Máximas capitales de Epicuro.  Los 'textos escogidos en defensa del ideal epicúreo' están tomados de una serie de autores antiguos y modernos: Cicerón, Lucrecio, Horacio, Séneca..., Boccaccio..., Quevedo..., Bertrand Russell.   Ediciones Temas de hoy/Clásicos, 1995.

-SALVADOR MAS, Historia de la filosofía antigua. Grecia y el helenismo. Editorial UNED, 2009 (pp.192-210).
                                 Epicuro, epicúreos y el epicureísmo en Roma. Editorial UNED, 2018.


 

 

 









 









                                                                            

Tuesday, 23 July 2024

Comentario de "Las literatas. Carta a Eduarda" de Rosalía de Castro




                La firma que aparece en la foto es la que Rosalía utilizaba para firmar sus obras (1)


Mi propósito es comentar aquí uno de los artículos escritos por Rosalía, "Las literatas. Carta a Eduarda", artículo compuesto en género epistolar y en el que expresa sus ideas sobre la mujer escritora. Lo organizo en tres partes: una breve introducción sobre Rosalía y su obra; el comentario del artículo con algunas conclusiones, y, al final, un apartado de notas.

I. Obra de Rosalía de Castro (1837-1885)

La autora, que escribió tanto en castellano como en gallego, es conocida, sobre todo, por su poesía (2) y, principalmente, por su libro en castellano En las orillas del Sar, que es considerado, junto a las Rimas de Bécquer, lo mejor que ha dado el Romanticismo español tardío o 'Postromanticismo' de la segunda mitad del siglo XIX. Sus poemarios anteriores (Cantares gallegos y Follas novas) están escritos en gallego, con lo que recuperó, afianzó y propagó el renacimiento de la lengua literaria gallega. Su obra prosística -novelas, cuentos, artículos- está mayoritariamente escrita en castellano, excepto por la composición de algunos cuentos que escribe o en gallego o en una variante popular del castellano llena de expresiones, sintaxis y vocabulario gallegos denominada 'castrapo'.

II. Comentario de "Las literatas. Carta a Eduarda"

Artículo escrito en 1865 y publicado en 1866 en el Almanaque de Galicia (pp. 56-58) y firmado por Rosalía Castro de Murguía (3) .  
     Este artículo es un breve ensayo crítico subversivo en forma de carta ficticia escrito por Nicanora y dirigido a Eduarda, tal como indica el subtítulo “Carta a Eduarda”. Rosalía, al final del artículo, explica, -utilizando la conocida técnica literaria del manucristo encontrado- (4), que encontró esta carta y decidió publicarla porque se proyectó rápidamente en lo que Nicanora aconsejaba y sentía sobre las llamadas despectivamente ‘literatas’ en su momento:
“Paseándome un día por las afueras de la ciudad, hallé una pequeña cartera que contenía esta carta. Parecióme de mi gusto, no por su mérito literario, sino por la intención con que había sido escrita, y por eso me animé a publicarla. Perdóneme la desconocida autora esta libertad, en virtud de la analogía que existe entre nuestros sentimientos.”

Sin duda, Rosalía decidió hacerlo así para que sus ideas a favor de la mujer escritora, de la mujer intelectual y creadora -tan mal considerada en la época decimonónica frente a la función ‘natural’ socialmente aceptada de la mujer como “ángel del hogar” (5)-  no se le pudieran atribuir directamente a ella, sino sólo a Nicanora, un personaje de ficción. 

La carta, escrita por Nicanora, aconseja a Eduarda que no publique nada de lo que escriba por todas las dificultades (burlas, marginación...) con las que se va a encontrar ella y cualquier mujer que se dedique o quiera dedicarse a la escritura. Le hace ver la difícil vida de una ‘literata’ (término despectivo aplicado a la mujer escritora y creadora en su época) y todo el desprestigio social y religioso que tenían que afrontar las mujeres que se atrevían a ser escritoras en el siglo XIX, dificultades que muy bien enumera Nicanora/Rosalía en su carta:

“(...) tú no sabes lo que es ser escritora. (...) ¡Qué continuo tormento!, por la calle te señalan constantemente, y no para bien, y en todas partes murmuran de ti. (...) Si vas a la tertulia y hablas de algo de lo que sabes, si te expresas siquiera en un lenguaje algo correcto, te llaman bachillera, dicen que te escuchas a ti misma, que lo quieres saber todo. Si guardas una prudente reserva, ¡qué fatua!, ¡qué orgullosa!, te desdeñas de hablar como no sea con literatos.(...). Si te agrada la sociedad, pretendes lucirte (...). Si vives apartada del trato de la gente, es que te haces la interesante, (...) y los hombres no cesan de decirte siempre que pueden que una mujer de talento es una verdadera calamidad (...) y que sólo una tonta puede hacer la felicidad de un mortal varón. Sobre todo los que escriben no dejan pasar nunca la ocasión de decirte que las mujeres deben dejar la pluma y repasar los calcetines de su marido, si lo tienen, (...).  Los hombres miran a las literatas peor que mirarían al diablo, y éste es un nuevo escollo que debes temer tú que no tienes dote. Únicamente alguno de verdadero talento pudiera, estimándote en lo que vales, despreciar necias y aun erradas preocupaciones; pero...¡ay de ti entonces!, ya nada de cuanto escribes es tuyo, tu marido es el que escribe y tú la que firmas. (...)” 
Así pues, Rosalía, irónica y enfadada (6) -expresándose en la carta a través de las palabras de Nicanora-, hace una defensa de la mujer escritora, y, al mismo tiempo, de sí misma como escritora (7). Reivindica el derecho de la mujer a la educación y a la igualdad con respecto al varón, e incentiva con ello a que las mujeres puedan salir de la red-prisión que el patriarcado católico decimonónico había creado para sujetarlas y subordinarlas a los deseos del hombre. Pero todo lo anterior lo escribe Rosalía de un modo un tanto ambiguo, sometida todavía a la presión social y religiosa que siempre le impidió ser del todo libre para expresarse, manteniéndola atada y limitada a no salirse demasiado de lo que la moral católica y el patriarcado imponían social y psicológicamente a las mujeres (8).

En realidad, los hombres se sentían (y, desgraciadamente, se siguen sintiendo en la actualidad) amenazados por la valía intelectual de la mujer que sale de su prisión y se atreve a expresarse; ellas tienen que seguir no cultivadas para que no puedan competir o sobrepasar la 'superioridad natural del varón' frente a la 'inferioridad natural' de las mujeres, y es por esto por lo que deben ser apartadas de la escritura/lectura y dedicarse a sus labores domésticas, a tener y criar hijas/os y a hacer feliz al hombre, esto es, a ser el “ángel del hogar”, su función 'natural' en la sociedad. Y en el caso de que el marido reconociera el talento de la esposa, entonces se acabaría su autoría, pues su esposo sería el que firmaría sus escritos… Y todo esto lo ha sufrido Nicanora por haberse atrevido a escribir y rebelarse contra las normas del patriarcado católico de su momento.

Para terminar, es de destacar cómo al principio de la carta Nicanora/Rosalía se expresa un tanto ambiguamente y esta ambigüedad va dando paso poco a poco a sus genuinas y subversivas ideas expresadas cada vez con más claridad, fuerza y enfado. Puede que este in crescendo responda a algo buscado por Rosalía para evadir, así, la temida crítica y censura de su artículo, sabiendo que lo que se suele leer de un texto con más atención es el principio y el final: y su  principio, que es ambiguo, y el final, que explica que la carta no la ha escrito ella sino que la ha encontrado, la defenderían de esa censura y crítica que quiere evitar.

NOTAS

(1) Rosalía (1837-1885) nació en Santiago de Compostela, hija 'natural' de doña Teresa de Castro, de familia hidalga, y del sacerdote José Martínez Viojo, cuya condición sacerdotal le impedía reconocer a su hija. De ahí que Rosalía firme con el apellido de su madre 'Rosalía de Castro', su nombre de soltera y, una vez casada, elimina la preposición 'de' delante de "Castro" y la coloca delante del apellido de su marido, "Murguía" ("Rosalía Castro de Murguía).
    En un documento firmado ante notario en 1843, doña Teresa de Castro reconoce a Rosalía como su hija natural y da como fecha del nacimiento el 23 de febrero de 1837. El documento estaba con los papeles del expediente de boda de Rosalía y Murguía. Allí lo encontraron en 2021 la investigadora Sagrario Abelleira y la archivera Irene Galindo. En su partida de bautismo, que tuvo lugar en la capilla del Hospital Real, se lee que en 1836 se la bautizó con el nombre de María Rosalía Rita, hija de "padres incógnitos", inscripción que convenía a sus padres para mantener el anonimato y evitar el escándalo, siendo el padre un sacerdote y soltera la madre.     

https://www.cervantesvirtual.com/portales/rosalia_de_castro/autora_biografia/ [Este enlace lleva a una bien documentada biografía de Rosalía (vida y obra): la realizada por Marina Mayoral]
                                                                       
(2) Muy recomendable escuchar los poemas de Rosalía cantados por el cantautor leonés Amancio Prada. Dejo dos enlaces de YouTube: 

"Adiós ríos, adiós montes", de Cantares gallegos, 1863.

"Negra sombra", de Follas Novas, 1880.

Y también recomiendo dos ediciones bilingües (gallego-español) de sus poemas:

   -Rosalía de Castro, Poesía, Alianza Editorial/Literatura 5074, 2003.

                                  Cantares gallegos, Austral/Poesía 977, 2018.

(3) https://www.cervantesvirtual.com/buscador/?q=Las+literatas.+Carta+a+Eduarda [Este enlace lleva a una página donde puede descargarse en formato PDF el contenido de la revista El Almanaque de Galicia del año 1866, donde aparece el artículo de Rosalía en las pp. 56-58).

(4)  Técnica literaria que consiste en fingir que la historia que se va a contar fue hallada por la persona que la publica, quien, por lo tanto, no sería su autor/a real.

(5) "Ángel del hogar" es una expresión que se refiere a un ideal de mujer creado por el patriarcado decimonónico, cuyo papel y finalidad era el de ser una buena esposa y madre cristiana, siempre dentro del ámbito doméstico privado, proporcionando armonía y felicidad a su familia. La creadora del término fue María Pilar Sinués, que, con su visión católica y conservadora, escribe en su obra El ángel del hogar, 1859: “La escritora (...) tiene que responder delante de Dios, lo mismo que todas las mujeres, de la felicidad de su familia”Visión católica y conservadora que su propia vida contradice, pues María Pilar Sinués se casó y no tuvo hijos; se separó del marido y vivió de las publicaciones de su obra escrita, en contradicción con lo que aconsejaba a las mujeres de su época.

(6)   Dos ejemplos de los muchos del texto en los que se muestra la intensa ironía y enfado de la autora:  el final del párrafo 11 y el párrafo 15 (los subrayados son míos):     

“ (...) los hombres no dejan de decirte siempre que pueden que una mujer de
talento es una verdadera calamidad, que vale más casarse con la burra
de Balaam, y que sólo una tonta puede hacer la felicidad de un mortal
varón.” 

 “ (...) [cómo es posible, piensan los hombres, que una mujer] pueda discurrir
  y escribir cosas que a ellos no se les han pasado nunca por las mientes, y eso
  que han estudiado y saben filosofía, leyes, retórica y poética, (...)"

(7)  El modo de pensar de Rosalía acerca de este tema coincide con el de otras muchas autoras, y, entre ellas, elijo recordar a María de Zayas y sor Juana Inés de la Cruz, las dos del siglo XVII:

--María de Zayas, en su obra Novelas amorosas y ejemplares, Zaragoza 1637, dice en los párrafos 2 y 3 del prólogo:

“(...) habrá muchos que atribuyan a locura esta virtuosa osadía de sacar a luz mis borrones, siendo mujer, que, en opinión de algunos necios, es lo mismo que una cosa incapaz (...). ¿Qué razón hay para que ellos sean sabios y presuman que nosotras no podemos serlo? (...)"

"(...) Esto no tiene a mi parecer más respuesta que su impiedad o tiranía en encerrarnos, y no darnos maestros; y así, la verdadera causa de no ser las mujeres doctas no es defecto del caudal, sino falta de la aplicación (...)"

--La escritora mexicana sor Juana Inés de la Cruz en La respuesta a sor Filotea de la Cruz (= al obispo de Puebla), de marzo de 1691, obra publicada póstuma en 1701, dice:

"(...) el estudiar, escribir y enseñar, no sólo les es lícito [a las mujeres], pero muy provechoso y útil; (...) Y no sólo a las mujeres, que por tan ineptas están tenidas sino a los hombres, que con sólo serlo piensan que son sabios (...)"    

(8) Parece ser una constante en su vida, que se expresa en su obra, la contradicción entre rebeldía-subversión y sometimiento-aceptación de la norma patriarcal-religiosa de su momento.




 

 

 

Monday, 29 January 2024

Marie de Gournay (1565-1645). La igualdad de los hombres y las mujeres

                                                                                                  
Siempre me ha interesado estudiar a mujeres extraordinarias, silenciadas y/o oprimidas por el sistema patriarcal a lo largo de la historia, con el objetivo no solo de poner mi granito de arena para visibilizarlas y darlas a conocer un poco más de lo que otras estudiosas (y algún estudioso) han conseguido, sino también para personalmente aprender de su lucha por ser ellas mismas en un mundo en el que el patriarcado se lo ponía muy difícil. Ya lo he hecho antes en este blog con Margaret Laurence (escritora canadiense del siglo XX), sor Juana Inés de la Cruz (escritora mexicana del s. XVII), Cynisca de Esparta (primera mujer ganadora de los Juegos Olímpicos, s V-IV a.C) o Elisabeth de Baviera (vida y  actividad intelectual, s. XIX).
     Lo hago ahora de nuevo en este artículo, hablando de Marie Le Jars /Marie de Gournay (Paris 1565-1645), una escritora, pensadora, traductora, filóloga, poeta y alquimista del siglo XVI-XVII, defensora de la igualdad de la mujer con respecto al hombre y de su derecho a una educación igual a la que se les daba a los hombres.
     El artículo lo he organizado en cuatro partes: una introducción general sobre la mujer escritora en los siglos XVI y XVII y un breve resumen de la vida y obra de Marie de Gournay para, a continuación, en una tercera parte, centrarme en el estudio y análisis de uno de los tratados más representativos de su pensamiento: Égalité des hommes et des femmes. En una cuarta parte, termino con algunas consideraciones finales.  Además de las cuatro partes del artículo, añado un apartado de notas y otro de referencias bibliográficas.

1. INTRODUCCIÓN GENERAL 

En general, de las pensadoras que he seleccionado citar de estos siglos XVI Y XVII -(cf. nota 1)-apenas o nada se conocía hasta el siglo XIX y XX. Antes de estos siglos el conocimiento que llegaba de mujeres escritoras era solamente uno manipulado por la opinión masculina patriarcal religiosa y político-social que, o bien había silenciado del todo o de casi todo la vida y obra de estas mujeres o bien lo había sesgado y tergiversado. 

La mayoría de las autoras que lograron una formación para poder escribir, a pesar de todos los obstáculos que tuvieron que vencer, tienen en común el haber nacido en familias nobles, acomodadas, cuyo padre u otro familiar o amigo las apoyó en su instrucción o bien sin ese apoyo, autodidactas, llegaron a instruirse a sí mismas haciendo uso de los libros de la biblioteca familiar.   Más difícil era que su obra, por ser 'una mujer la que escribía', fuera publicada, a no ser que se hiciera bajo un pseudónimo masculino o de forma anónima (Damaris Cudworth, por ej.). La correspondencia filosófica, científica y literaria, un estilo muy propio de los ss. XVI y XVII, ha permitido salvar del olvido o del silenciamiento patriarcal a muchas autoras que tuvieron una relación epistolar con pensadores y filósofos de su momento (véase Cristina de Lorena, correspondencia con Galileo; Isabel de Bohemia, con Descartes; Damaris Cudworth, con Locke y Leibniz; Anne Finch, con Henry More, entre otras, y, por supuesto, Marie de Gournay con Montaigne).  

Y no hay que pasar por alto el desprestigio social y religioso de las mujeres que se atrevían a dedicarse a la escritura. La presión socio-religioso-político patriarcal no consideraba ‘natural’ la educación y vida pública (=fuera del espacio doméstico) de las mujeres porque éstas no tenían derecho a apropiarse de un papel del varón, el de la escritura y publicación de lo escrito, para el que, además, no estaban capacitadas, por ser consideradas inferiores con respecto a los hombres. Las mujeres tenían que cumplir su propio papel, a saber, el de llegar a ser una esposa sumisa y callada, atenta a cuidar de las necesidades físicas y emocionales del marido y atenta a la crianza de su progenie. De ahí que la mujer que lograra instruirse y llegara a poder escribir temiera casarse [véase Mary Astell, por ej. “es mejor no casarse que casarse a no ser que se mire bien con quién”], pues el matrimonio, salvo contadísimas excepciones, le 'cortaría las alas' intelectuales, y pasaría al sometimiento, a la opresión y al silencio, es decir, a las virtudes ‘propias’ de la mujer. Por eso, no es de extrañar que las mujeres prefirieran, para poder continuar con su actividad intelectual, ingresar en un convento (tal como hizo Isabel de Villena) o no casarse, a pesar del desprestigio social que ello conllevaba (Marie de Gournay). Muy raramente (Margaret Cavendish, Anne Finch, entre otras pocas) el matrimonio fomentaba actividades fuera del ámbito doméstico. Lo normal era que no ayudara: así, Lucrezia Marinelli, Damaris Cudworth y Cristina de Lorena no pudieron seguir plenamente con sus actividades intelectuales y/o públicas, al no ser apoyadas por sus maridos. Solo, en su condición de viuda, pudo Cristina de Lorena ser activa en asuntos de gobierno.

2. MARIE DE GOURNAY:  VIDA Y OBRA

Paso a centrarme ahora en lo que conocemos de la vida y obra de Marie de Gournay (París 1565-1645).  Para ello me he basado, -aparte de otras lecturas (cf. nota 2)- , en el primer libro que sobre la vida y obra de esta autora francesa se ha traducido y publicado en español (2014) y cuya portada se puede ver a la derecha, ilustrado con el grabado del retrato de Marie realizado por Jean Mathieu en 1641.

Marie, una mujer perteneciente a una familia de la pequeña nobleza, tuvo el apoyo y la ayuda de sus padres en su formación intelectual mientras vivieron. Tras su muerte, siguió activamente estudiando y aprendiendo, a pesar de tenerlo muy difícil por la caída económica que sufrió su familia debido a las guerras de religión. Marie tuvo que hacerse cargo de la educación de dos de sus hermanos y de casar a sus tres hermanas. Con todo, se las arregló para, de manera autodidacta, aprender latín y griego, filosofía, física, geometría. literatura e historia. De manera activa, afirmando su voz, participó con su bagaje intelectual en debates  públicos y privados de la época y publicó sus obras sin ocultar su nombre, sin recurrir a pseudónimos o al anonimato, enfrentándose valientemente a la misoginia del momento. Buscó constantemente apoyo intelectual, político y económico, puesto que vivir de lo que escribía, siendo  mujer, era extremadamente difícil. Ella era consciente de que la actividad intelectual depende de la situación económica y sufrió muchos ataques y burlas por ser mujer erudita y atreverse a serlo.

Nunca quiso casarse. Conoció personalmente a Michel de Montaigne en 1588. Su relación con el escritor fue seguramente en principio una relación maestro-discípula, que con el tiempo llegó a ser más igualitaria, influyéndose y beneficiándose recíprocamente de su intercambio intelectual. Él la alentó a escribir y publicar; ella le criticó e hizo reflexionar y cambiar muchas de sus ideas... Marie, a petición de su viuda, llegó a ser editora de la edición póstuma de los Ensayos/Essais en 1595 y de todas las ediciones sucesivas hasta 1635, con lo que contribuyó a expandir su fama y reconocimiento público (desde la edición de 1595, Gournay tituló la obra de Montaigne añadiendo el artículo: Les essays/Los ensayos).

Aparte de su obra más conocida, la edición corregida y el prefacio (1595) de Los Ensayos de Michel de Montaigne, -edición considerada como la más fiel al pensamiento del escritor, gracias al meticuloso trabajo de corrección que Marie realizó-, el resto de sus trabajos, más de cuarenta escritos, entre los que destacan sus poemas, traducciones, ensayos y ficción, siempre quiso darlos a conocer individualmente, y no asociados a su edición de Les Essais de Montaigne. Publicó su obra completa en 1626, que siguió revisando posteriormente. Obra y autora ('la décima Musa', como se decía también de Juana Inés de la Cruz) fueron valoradas en su momento, incluso por sus detractores. Al poco tiempo de su muerte, Marie y sus escritos, sin embargo, cayeron prácticamente en el olvido hasta que su figura y sus trabajos conservados fueron recuperados gracias a la labor de mujeres investigadoras del siglo XX, interesadas en recobrar la obra y el pensamiento de mujeres escritoras de la historia injustamente silenciadas.  Paso a listar una selección de sus escritos conservados:  
  • Le promenoir de Monsieur de Montaigne / La visita de Monsieur de Montaigne (1594), su primera obra, un relato de ficción sobre el amor dedicado a Montaigne, en la que Marie critica la relación de subordinación de la mujer en el matrimonio. Se editó cinco veces entre 1594 a 1635.
  • La correspondencia entre Marie y Montaigne desde su conocimiento (1588) hasta la muerte del escritor en 1592 ha desaparecido, no se sabe cómo, pues Marie estaba dispuesta a publicarla en una nueva edición de Le promenoir, según se lo comunicó en una carta a un amigo (a su amigo Lipsio, en 1596).
  • Traducciones. Marie disfrutaba mucho traduciendo, sobre todo gustaba de traducir a los clásicos griegos y latinos (Virgilio, Horacio, Tácito, Salustio...), cuya lengua había aprendido por sí misma.
  • Poemas.
  • Égalité des hommes et des femmes/La Igualdad de los hombres y las mujeres (1622, 1626), ensayo que trata el tema de la libertad y la igualdad de las mujeres, del que hablaré en la tercera parte de este artículo.
  • Le grief des dames/ Agravio de damas (1626). Una queja ante los múltiples agravios que recibe el sexo femenino: se le prohíben los bienes, se le priva de libertad, se le impide la actividad pública para instituir como su única felicidad y virtud  ignorer, faire le sot et servir/ ignorar, ser tonta y servir. Las mujeres son tratadas con insolencia, objeto de burlas y ridiculizadas cuando se atreven a tomar la palabra, a opinar de algo, a expresar sus ideas y pensamiento. Dice Marie que los hombres prefieren las tonterías dichas por éstos a la capacidad de escribir y argumentar de una mujer. Es una transgresión y una afrenta para el hombre el que una mujer hable. C'est una femme qui parle/Es una mujer la que habla, es decir, un ser inferior al que no vale la pena escuchar ni leer.                    
  • Ensayos sobre el significado del lenguaje. Ataca la introducción del género masculino en francés con valor 'neutro'. Ante este cambio, que oculta la capacidad y presencia activa y significativa de la mujer,  Marie, desafiante, desdobla adjetivos en los dos géneros associez et associées / partidarios y partidarias, por ejemplo. Y, después de usar diversas veces el género masculino, al opinar sobre cuestiones que afectan a hombres y mujeres, en La apología de la que escribe / Apologie pur celle qui escrit, llena de ironía, comenta que 'su uso no es excluyente'. 

3. MARIE DE GOURNAY. Égalité des hommes et des femmes.

La igualdad de hombres y mujeres (Égalité des hommes et des femmes1622, 1626), es un tratado en defensa de la igualdad de los seres humanos hombres y mujeres. Estas ideas aparecen ya en Le promenoir de Monsieur de Montaigne (1594) -su única obra de ficción, dedicada a Montaigne (1533-1592)-, en la que, como decíamos antes, critica la subordinación femenina en el matrimonio. En realidad, la igualdad de hombres y mujeres es una idea constante y básica de su producción en defensa de las mujeres.

Marie siempre luchó por conseguir ser libre no solo criticando y alzando la voz ante la desigualdad entre los sexos, ante la subordinación de la mujer al hombre, que ella tajantemente consideraba producto de una educación político/socio/religiosa deliberadamente construida por el sistema patriarcal y distinta a la que recibían los hombres. Según ella, únicamente recibiendo una educación igual a la que reciben los hombres podrían las mujeres llegar a emanciparse, cambiando ellas y cambiando, así, a la sociedad.

El tratado está dedicado a una mujer, a la reina Ana de Austria, esposa del rey de Francia, Luis XIII. La dedicatoria está estructurada en forma de carta en la que insta a la reina a defender la igualdad entre los sexos dando ella misma ejemplo de ello.

Tras la dedicatoria, el primer párrafo del tratado establece ya el tema fundamental de la obra, el de la igualdad.  En cuanto a su contenido, este primer párrafo se podría dividir en tres partes:

--Una primera parte, en la que las dos primeras líneas y media se refieren a los discursos que defienden la superioridad de las mujeres frente a los hombres.
 
--Una segunda parte desde lo anterior hasta un poco más de la mitad de la línea quinta, en la que Marie expresa alto y claro su pensamiento al respecto frente a la opinión anterior: el de la igualdad de los hombres y las mujeres, tema básico de esta obra, que precisamente lleva este título: 

En cuanto a mí que evito todos los extremos, me contento con igualarlas a los hombres, puesto que, a este respecto, la propia naturaleza se opone tanto a la superioridad como a la inferioridad. 
 // Moy qui fuys toutes extremitez, ie me contente de les eſgaler aux hommes: la nature s’oppoſant pour ce regard autant à la ſuperiorité qu’à l’inferiorité. (1622)

--La tercera parte está constituida por el resto del primer párrafo, en el que, en un primer subapartado, la autora denuncia no solo el discurso de la superioridad natural masculina, sino sobre todo y especialmente el que aquellas personas que piensan así, firmemente afirmen la inferioridad natural de la mujer y, por lo tanto, su sometimiento y obediencia al varón, recluidas en el ámbito doméstico, respondiendo, de este modo, a la educación de la “rueca”, como así se denominaba entonces. Y en un segundo subapartado, Marie abierta y apasionadamente expresa lo injusto y torpe de este desprecio, un desprecio que proviene de hombres inseguros y amenazados por el despertar de las mujeres que podrían no sólo hacerles la competencia, sino incluso sobrepasarles en dignidad, inteligencia y temperamento, características que ellos proclaman como solo masculinas, basándose simplemente en lo que se dice y oye ‘por las calles’, es decir, en ‘creencias populares’.

Tras este primer párrafo, el grueso del tratado, astutamente y de forma muy retórica, argumenta en defensa de las mujeres a través del apoyo de la autoridad de hombres ‘sabios’ de la religión y la filosofía, desde la tradición clásica hasta su momento, e incluso a través del apoyo del propio Dios. Sus argumentos parten de una interpretación, desafiadamente subjetiva y libre, de textos religiosos y profanos: una interpretación osada, llena de ironía, burla y sarcasmo. Sabe hablar alto y claro sobre la misoginia estúpida, necia y desvergonzada de los hombres que oprimen y esclavizan a las mujeres para, así, poder ellos sobresalir como seres superiores en el espacio público e intelectual, al solo permitirles a ellas una educación doméstica y cerrarles el paso a la misma educación que se les da a ellos. Pero, a pesar de haber tenido prohibido el acceso a una educación que las formara como seres humanos, -sigue argumentando Marie-, existieron y existen mujeres que de manera autodidacta se han formado a sí mismas desde la Antigüedad clásica hasta la época moderna, rechazando el papel de sumisión y subordinación al hombre que la educación impuesta a las mujeres desde la sociedad patriarcal les hacía interiorizar como seres inferiores al varón.

4. CONSIDERACIONES FINALES

Es de destacar, según mi opinión compartida por muchas otras personas estudiosas de esta autora, las características de su voz, que resuena abiertamente atrevida, apasionada y desafiante frente a las continuas afrentas que la mujer ha recibido desde los tiempos antiguos hasta el momento en que Marie vive. Una mujer valiente que se atrevió, afrontando las burlas y el desprestigio social y religioso patriarcales, a entrar pisando fuerte en el espacio público (para el que las 'inferiores' mujeres no estaban capacitadas para acceder, según se decía) y mostrar orgullosamente que en su obra “es una mujer la que habla” y que sus aptitudes y capacidades intelectuales como mujer no son en absoluto inferiores a las de los hombres.
Si la comparamos con las otras autoras de los mismos siglos que he ido mencionando antes y que recojo en la nota primera, observamos que los dos temas básicos de la obra de Marie, la igualdad de hombres y mujeres y la defensa y necesidad de una educación que no fomente la desigualdad, siguen apareciendo, aunque a veces sea con distintas matizaciones e interpretaciones. 


NOTAS

1.  A continuación, un listado de las pensadoras citadas del siglo XVI y XVII, según su orden de aparición en este artículo:
  • Damaris Cudworth/Lady Masham (1659-1708): escritora y pensadora inglesa.  Buena formación gracias al uso de la gran biblioteca familiar. Autodidacta. Interés por la filosofía y las lenguas. Insiste en la importancia de la educación intelectual de la mujer. Correspondencia y amistad con Locke, con cuyo apoyo se publicaron sus dos obras y de quien hizo una biografía. También se relacionó epistolarmente con Leibniz. Publicó anónimamente para ocultar, así, no ser identificada y por ello criticada por su ser mujer.  Atribuyeron, pensaron que sus obras eran de Locke. Su matrimonio con Sir Masham, un viudo con nueve hijos de ideología tradicional cristiana, puso freno a su actividad intelectual.
  • Cristina de Lorena (1565-1637) Familia noble. Buena formación. Su interés intelectual, político y científico fue obstaculizado por su matrimonio y por sus nueve hijos. Influyó, fue consejera de la  política de su marido, duque de la Toscana. A la muerte de éste, en condición de viuda, pudo retomar sus aficiones intelectuales, financieras y políticas a través de la tutela y educación de sus hijos y de la regencia hasta la mayoría de edad de su hijo mayor. Relación epistolar con Galileo.
  • Isabel de Bohemia (1618-1680) Aristócrata alemana. No se casó. Abadesa de Herford. Buena formación en lenguas, matemáticas y filosofía. Relación personal e intelectual con Descartes a quien influye. En su correspondencia con Descartes critica su dualismo. También se relacionó con otros intelectuales de su época, con Leibniz, por ejemplo.
  • Anne Finch (1631-1679) Desde niña estudió intensamente. Discípula y correspondencia con Henry More. A los 20 años se casó con Edward Conway, quien apoyó su actividad intelectual.  Organizaban encuentros filosóficos. Crítica a Descartes. Concepto de 'mónada'. Leibniz mismo señaló su influencia en relación a su teoría de las mónadas. Sin embargo, Lady Conway cayó en el olvido.
  • Mary Astell (1666-1731) Sus padres, comerciantes, que se relacionaban con círculos intelectuales, la apoyaron en su formación. Huérfana, recibió el apoyo de su tío, de la escuela platónica. John Norris le anima a publicar su obra, una obra platónica y racionalista. No se casó. Defendió con vehemencia los derechos de la mujer y de su educación. Desde un punto de vista biológico la mujer es diferente del hombre, pero tiene sus mismas capacidades intelectuales siempre y cuando se les eduque igual. Muy leída en su época, después cayó en el olvido hasta que en el año 1986 se volvió a editar.  
  • Isabel de Villena (1430?-1490) Primera escritora conocida en valenciano. Hija 'ilegítima' de un noble. Buena formación. Monja. Abadesa. Solo se ha conservado un tratado Vita Christi donde Isabel, respondiendo a la misoginia de la época, narra la vida de Cristo desde un punto de vista femenino: las mujeres son ensalzadas y tienen gran protagonismo en la vida de Cristo (su madre, María Magdalena y María, la hermana de Marta).
  • Margaret Cavendish (1623-1673) Aristócrata y pensadora inglesa. Autodidacta. Casó con William Cavendish (31 años mayor que ella) teniendo ella 22 años. No hijos. Con el apoyo de su marido y por no tener descendencia, se pudo dedicar plenamente a su formación intelectual. Importancia de la educación de la mujer para posibilitarle el acceso a espacios públicos, sociales y políticos, es decir, a los espacios masculinos de poder. Autora prolífica. Publicó sus libros con su propio nombre, Muere y fue su marido quien publicó su obra. En su época se la ridiculizó y marginó.
  • Lucrezia Marinelli (1571-1653) Escritora, poeta, pensadora y humanista italiana, defensora de los derechos de la mujer. Hija de un famoso médico que la alentó en sus estudios y no la presionó para casarse. Casó con un médico y su matrimonio frenó su actividad intelectual. Superioridad, que no igualdad de las mujeres frente a los hombres, consideraba Lucrezia.

2.  Referencias bibliográficas:
     
  Los siguientes son los tres libros de referencia básicos en los que me he basado, listados según su importancia:

CABRÉ Y PAIRET, Monserrat y RUBIO HERRÁEZ, Esther  (edit.).   Marie de Gournay. Escritos sobre la igualdad y defensa de las mujeres. Madrid, CSIC, 2014. [La obra completa de  Marie de Gournay en el original francés fue publicada en 1626]

VERNA, Anna Maria.  Feminismo y utopíaTravesías literarias de liberación. Madrid. Enclave de Libros, 2009.  [En el original italiano: Utopia e feminismo, 2009].  

GLEICHAUF, Ingeborg. Mujeres filósofas en la historia, Desde la Antigüedad al siglo XXI. Barcelona, Icaria Editorial, 2010. [En el original alemán: Ich will verstehen. Geschichte der Philosophinnen, 2005].

Además de lo anterior, también he utilizado Wikipedia y otros recursos de la Web, y, de manera especial, me ha motivado para escribir este post un cursillo de la UNED que he seguido este año sobre filósofas y pensadoras en la historia del Renacimiento y Barroco.


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                                                 GRACIAS POR VUESTRA ATENCIÓN
  
Letra y firma de Marie