Busto de Epicuro (3) |
Siempre me ha interesado el estudio de
las religiones y la mitología y, sobre todo, el estudio de los dioses que se
encuentran en obras de autores griegos, como Homero, Hesíodo, Píndaro y
Epicuro, entre otros. En este caso, voy a exponer brevemente cómo Epicuro (1) describió a
los dioses a través de lo que hemos conservado de su obra gracias a Tito Lucrecio Caro, poeta y filósofo romano
del siglo I a.C., y al historiador griego del siglo II Diógenes Laercio (2).
He estructurado este trabajo en tres partes: una breve introducción
explicando la idea que sobre los dioses se tenía antes de Epicuro, el cuerpo
del trabajo y algunos comentarios finales, además de algunas notas y un listado
de la bibliografía básica consultada.
INTRODUCCIÓN (Sigo esencialmente, por un lado, la Ilíada y la Odisea -poemas narrativos atribuidos a Homero- y la Teogonía de Hesíodo, y, por otro, para los presocráticos, el libro de Geoffrey S. Kirk y John E. Raven, Los filósofos presocráticos: Historia crítica y selección de textos).
El Atomismo, ya en el s.V
a.C., es un intento de respuesta al dilema de los eléatas (5), que habían rechazado
el vacío, por lo que hicieron imposible el movimiento. Y, -como dicen Kirk y
Raven-, quizá sea el Atomismo la culminación, en
muchos aspectos, del pensamiento filosófico griego antes de Platón y
Aristóteles, pensamiento que influirá decisivamente en la filosofía epicúrea
posterior y en la teoría atómica moderna.
Y con esto conectamos ya con nuestro tema:
LOS DIOSES SEGÚN EPICURO (He consultado principalmente De natura deorum de Cicerón; De rerum natura de Lucrecio; Carta a Meneceo de Epicuro y una serie de historias de la filosofía, como la de Salvador Mas, Wilhelm Capelle y Eduard Zeller, entre otras).
Inspirado por el materialismo mecanicista del atomismo de Leucipo y Demócrito, y siguiendo a este último en su concepción del origen en la creencia en los dioses, considera que las imágenes (εἴδωλα/eídōla) de los dioses que los humanos perciben en su entendimiento, ya en los sueños o durante la vigilia, despertarían en ellos la conciencia de la existencia de seres divinos.
Los eídōla/imágenes están formadas por innumerables átomos que fluyen constantemente de los objetos reales presentes y son recogidas por los sentidos, llegando desde aquí a la sede del pensamiento. Estas sensaciones y las ideas que producen en el pensamiento son siempre verdaderas. Pero hay, además, otro tipo de objetos formados por una acumulación fortuita de átomos que emiten también eídōla y que penetran por los poros de los humanos y llegan hasta su entendimiento: éstos son los que producirían las imágenes de los dioses en los mortales, como dijimos en el primer párrafo.
Los dioses, así imaginados, se conciben como seres corpóreos (puesto que todo lo real es de naturaleza corpórea) y con figura humana, aunque esta figura esté formada por átomos más finos y sutiles que los de los humanos. Habitan en los metacósmos o espacios intermedios entre los distintos mundos, pues, así, los dioses estarían exentos de perecer, de envejecer o tener enfermedades. En pocas palabras, serían seres corpóreos y antropomorfos, inmortales y siempre felices, puesto que nada les afecta ni preocupa: ni miedo, ni amor, ni odio, ni obligaciones de ningún tipo, por lo que consiguen una paz completa y una serenidad inalterable. Y de ahí que no interfieran ni en la vida ni en el mundo del ser humano, como hacían los dioses de la religión convencional griega. Tienen suficiente con su felicidad.
Tetrafármaco (7) |
COMENTARIOS FINALES
NOTAS
(1) Epicuro, siglo IV a. C. (Samos 341/2- Atenas 270 a.C.). se traslada a Atenas en 323 para cumplir con el servicio militar obligado de dos años. Los siguientes diez años se dedica a profundizar en su aprendizaje filosófico realizando viajes por la costa de Jonia. En el 306 se instala definitivamente en Atenas, donde funda su propia escuela, "El Jardín", que, frente a la Academia platónica o el Liceo aristotélico, no era un centro de investigación intelectual, sino una especie de lugar de retiro espiritual donde se reunían personas interesadas en la búsqueda de la felicidad: una vida simple, alejada de la política, siguiendo el lema de Epicuro "láthe biṓsas" ("Vive ocultamente", frag. 551) y evitando toda fuente de turbación (ambiciones, miedos) para poder llegar así a la ataraxía. Con esta intención y en el marco del 'Jardín', Epicuro desarrolló su filosofía (hedonismo racional y atomismo) a lo largo de 33 años. Epicuro dejó a su muerte (270 a.C.) más de 300 manuscritos, según Diógenes Laercio. La mayoría de ellos se han perdido.
(3) Copia romana del siglo II de un original griego de la primera mitad del siglo III a.C. Se encuentra en el Metropolitan Museum of Art/ Museo Metropolitano de Arte de Nueva York.
(4) Agua (Tales de Mileto), ápeiron (Anaximandro de Mileto), aire (Anaxímenes de Mileto), lógos (Heráclito de Éfeso), Ser (Parménides de Elea), noûs (Anaxágoras de Clazomene) …
(5) Los eléatas son los seguidores de la doctrina de Parménides de Elea (s. VI a.C.), que sostenía que sólo existe lo que es, el ser; la nada/el no ser no existe. Todo es, luego no existe el movimiento puesto que no hay 'vacío'.
(6) https://ojs.uc.cl/index.php/onom/article/view/33449/40651 [Texto de la Carta a Meneceo traducido al español con notas por Pablo Oyarzún, 1999].
(7) Tetrapharmakos_PHerc_1005_col_5.png [El tetrafármaco o los cuatro remedios para ser feliz, fueron recogidos por Filodemo de Gadara (actual Jordania), filósofo epicúreo del s. I a.C., y se encuentran en el papiro de Herculano 1005 arriba citado: Ἄφοβον ὁ θεός, ἀνύποπτον ὁ θάνατος καὶ τἀγαθὸν μὲν εὔκτητον, τὸ δὲ δεινὸν εὐκαρτέρητον: No temer a los dioses, puesto que no se preocupan de los mortales; no temer a la muerte, puesto que, una vez que se muere, se deja de sentir; lo que es bueno es fácil de conseguir: se refiere Epicuro a las necesidades básicas como alimento, agua y lugar donde resguardarse; lo que es malo es fácil de soportar, a través de la aceptación y curación del dolor físico y del dolor mental causado por los miedos, las falsas expectativas y por las creencias. Todo ello es un resumen del pensamiento epicúreo que se puede encontrar en sus Máximas capitales].
-CICERÓN, De natura deorum/Sobre la naturaleza de los dioses (45 a.C.), diálogo filosófico que discute las ideas teológicas de filósofos griegos y romanos, centrándose sobre todo en las ideas de estoicos y epicúreos. https://es.wikipedia.org/wiki/De_natura_deorum
-EDUARD ZELLER, Fundamentos de la filosofía griega, Ediciones Siglo Veinte, 1968 (pp.236-244), traducción española del original alemán Grundriss der Geschichte der griechischen Philosophie, 1852. Síntesis que el mismo Zeller hizo de su obra anterior más completa, editada en tres volúmenes.
-BENJAMIN FARRINGTON, La rebelión de Epicuro, Editorial Laia, 1974. Traducción española del original inglés The Faith of Epicurus, 1967, por José Cano Vázquez.
-LUCIANO DE CRESCENZO, Historia de la filosofía griega II (De Sócrates en adelante), Ediciones Seix Barral, 1987 (pp.143-160), traducción española del original italiano Storia della filosofia greca (Da Socrate in poi), por Jorge Binaghi.
-CARMEN FERNÁNDEZ DAZA (editora), Máximas para una vida feliz y textos escogidos en defensa del ideal epicúreo. Las 'Máximas para una vida feliz' están recogidas y seleccionadas de la Carta a Meneceo, y de las Máximas capitales de Epicuro. Los 'textos escogidos en defensa del ideal epicúreo' están tomados de una serie de autores antiguos y modernos: Cicerón, Lucrecio, Horacio, Séneca..., Boccaccio..., Quevedo..., Bertrand Russell. Ediciones Temas de hoy/Clásicos, 1995.